El sueño influye en nuestra salud.
Dormir menos horas de las debidas puede propiciar problemas cardiovasculares, inmunitarias, cognitivos, estrés etc.
En nuestro país, los niños duermen poco y mal.
Descansar poco o menos de 7 horas eleva el riesgo de padecer enfermedades y debilita nuestro sistema inmune.
La falta de descanso en un niño puede hacer que no desarrolle todas sus capacidades inherentes a su genética y esto puede estar causado por malos hábitos.
Los niños aprenden de sus padres a dormir, y dormir es tan importante como comer sano o hacer ejercicio físico.
Se debe ir a la cama a la misma hora, en una habitación oscura para que nuestro cerebro produzca melatonina que induce al sueño y así tener un descanso reparador. El exceso de luminosidad, uso de dispositivos electrónicos son estímulos externos que han provocado una disfunción en nuestro reloj del sueño.
Dormir recupera la energía, baja la inflamación, restaura la inmunidad y limpia el cerebro de toxinas.
Los adultos debemos dormir entre 7,5 a 9 horas diarias. Los niños en edad escolar entre 9 y 11 horas.
Si nuestro cuerpo no descansa nuestro sistema inmune no cumplirá su función.
Debemos aprender hábitos correctos a una temprana edad que perdurarán a lo largo de nuestras vidas.